Un año más, este 28 de junio se conmemora el Día internacional del orgullo LGBTTTIQ+, una fecha que recuerda las protestas que estallaron en Nueva York el año 1969 tras una redada policial en el bar Stonewall Inn, y que se consideran como catalizadoras del moderno movimiento en defensa de las diversidades sexo-genéricas tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Si bien es un día para celebrar con orgullo los logros alcanzados en materia de derechos y visibilidad LGBTTTIQ+, también lo es para reconocer a quienes los han hecho posibles y, sobre todo, es un momento para seguir denunciando los discursos y políticas de odio e intolerancia que día tras día continúan afectando los cuerpos y las vidas de quienes trasgreden los mandatos hetero-cis-normativos y a quienes defienden y acompañan su derecho a hacerlo.
Las defensoras de las disidencias sexo genéricas –aquellas que luchan por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, travestís, transgénero, transexuales, intersexuales, queer y otras disidencias de la heteronormatividad patriarcal (LGBTTTIQ+)– trabajan para garantizar la igualdad de derechos y trato para las personas con orientaciones sexuales, identidad y expresión de género disidentes del mandato heterosexual y cisgénero. Estas defensoras promueven la existencia de leyes y políticas contra la discriminación, por el matrimonio igualitario y leyes de identidad de género que protejan y reconozcan a las personas trans; luchando por la visibilidad y representación justa y positiva de la diversidad sexual en medios de comunicación y espacios de toma de decisión; organizándose e impulsando acciones comunitarias en contra de la discriminación, la estigmatización y la exclusión; o brindando servicios de apoyo, protección y cuidados a las personas LGBTTTIQ+ y sus familias.
Desarrollar estas acciones en el contexto patriarcal y fuertemente conservador de nuestros países, expone a estas compañeras a múltiples violencias. A través de nuestro Registro, hemos documentado tanto agresiones que van dirigidas contra defensoras que pertenecen a las disidencias sexo-genéricas y que defienden diversos derechos humanos; como agresiones contra quienes defienden los derechos de las personas LGBTTTIQ+ independientemente de su orientación sexual, identidad o expresión de género. Lo que significa que las defensoras son atacadas tanto por su orientación sexual e identidad de género como por los derechos que defienden.
AGRESIONES CONTRA DEFENSORAS QUE PERTENECEN A LAS DISIDENCIAS SEXO-GENÉRICAS
Aún con el desafío de contar con información directa sobre la orientación sexual e identidad de género de todas las defensoras agredidas, según datos de nuestro registro, en el periodo comprendido entre 2020 y 2024 al menos 258 de las compañeras agredidas manifiestan orientaciones sexuales disidentes (lesbianas, bisexuales, pansexuales y asexuales), mientras que 102 tienen identidades y expresiones de género que transgreden la hegemonía binaria (transgénero, queer, no binaria y género fluido). Es importante señalar que varias de estas compañeras comparten ambas condiciones.
AGRESIONES CONTRA DEFENSORAS DE DERECHOS DE LAS PERSONAS LGBTTTIQ+
Entre 2020 y 2024 documentamos 558 agresiones contra al menos 94 defensoras y 20 organizaciones que defienden los derechos de las personas y comunidades LGBTTTIQ+. No obstante, identificamos un sub-registro de estas agresiones ya que muchas de ellas no se denuncian por ser percibidas como “de menor gravedad”, debido a la naturalización de la violencia que viven cotidianamente las defensoras de estos derechos.
El aumento de las agresiones se inscribe en un contexto regional y global donde líderes y grupos políticos y económicos reproducen discursos homo-lesbo-transfóbicos, ganan poder y atención para promover políticas públicas discriminatorias, recortar presupuestos estatales destinados a la igualdad y reforzar mecanismos de represión estatal.

Fuente: Datos del Sistema de Registro Mesoamericano de Agresiones a Defensoras. En 2020, 2021 y 2022 se incluyen datos de Guatemala facilitados por UDEFEGUA.
*Los datos 2023 y 2024 no incluyen agresiones en Guatemala.
TRANSFEMINICIDIOS: LA EXPRESIÓN MÁS BRUTAL DEL ODIO Y LA EXCLUSIÓN
La situación de riesgo de las defensoras trans es especialmente alarmante, entre 2020 y 2024 registramos 32 transfemicidios/transfeminicidios de defensoras, lo que representa casi la mitad (40%) de los 80 asesinatos contra defensoras de derechos humanos que registramos en la región durante este periodo. Estas 32 compañeras fueron asesinadas por su doble condición de ser mujeres trans y defender derechos humanos.

Los transfeminicidios no son hechos aislados, se trata de crímenes de odio patriarcal dirigidos en contra de quienes subvierten los mandatos del sistema sexo-género binario y hetero-cisnormativo. También son la expresión culminante e irreparable de una cadena de violencias estructurales como la exclusión social, la precariedad laboral y la falta de acceso a salud y educación.
Estos crímenes se caracterizan por la saña con que se cometen, pues suelen ir acompañados de actos de tortura, mutilaciones, violencia sexual, desnudez o cortes de cabello, con el objetivo de castigar simbólicamente a las víctimas por su identidad y expresión de género. Además, suelen estar precedidos por amenazas que, aun siendo denunciadas, son desestimadas por las autoridades públicas debido a los prejuicios que operan en contra de las mujeres trans. Así, las defensoras trans se enfrentan a la falta de medidas de protección, a la revictimización institucional y a la impunidad.
FORMA DE VIOLENCIA Y CRIMINALIZACIÓN CONTRA LAS DEFENSORAS DE LOS DERECHOS LGBTTTIQ+
Entre 2020 y 2024 hemos documentado múltiples formas de violencias contra las defensoras de los derechos de la diversidad sexo-genérica en Mesoamérica: 58 hostigamientos, 45 amenazas –incluyendo las de asesinato–, así como violencia psicológica (31), verbal (20), física (16) o sexual (4). También registramos agresiones que buscan criminalizar y erosionar la legitimidad de las defensoras a partir de campañas de desprestigio y ridiculización, detenciones arbitrarias e inicio de causas judiciales.
En El Salvador, destacan 109 agresiones digitales en las que se vierten mensajes de odio y ridiculización contra quienes defienden los derechos de las disidencias sexo-genéricas. En Honduras, registramos 39 agresiones psicológicas, físicas y verbales por la defensa de estos derechos. En Nicaragua, entre 2018 y 2024 documentamos la cancelación de personería jurídica de 45 organizaciones que defendían derechos de personas LGBTTTIQ+. Por su parte, en México, identificamos de manera persistente campañas que cuestionan el liderazgo e integridad moral de las defensoras a partir de divulgación de aspectos relacionados a su vida sexual o señalamientos falsos de corrupción o malversación de fondos de sus organizaciones.
ODIO VIRAL: DISCURSO DE ODIO EN EL ENTORNO DIGITAL
Una de cada tres agresiones (34%) contra defensoras de derechos LGBTTTIQ+ se perpetró a través de medios digitales que amplifican y viralizan discursos fundamentalistas, anti-derechos, misóginos y transfóbicos. Nuestro registro da cuenta de cómo a través de las redes sociales se difunden mensajes de odio que incitan a la violencia o directamente amenazan de muerte a las defensoras, creando un entorno de agresión constante que trasciende lo virtual y afecta su integridad física, emocional y social.
COMPONENTES DE ODIO Y DISCRIMINACIÓN EN LAS AGRESIONES CONTRAS LAS DEFENSORAS LGBTTTIQ+
A través de nuestro registro también hemos identificado la recurrencia de formas específicas de discriminación en las agresiones contra las defensoras pertenecientes a las disidencias sexo-genéricas. Éstas se manifiestan de diversas maneras, como la negación de la identidad de género de las defensoras trans, que usualmente se da a través del no reconocimiento de ésta por parte de autoridades públicas y medios de comunicación, lo que contribuye a su invisibilización y estigmatización. En Nicaragua, por ejemplo, hemos documentado como defensoras trans con condición de presas políticas estaban privadas de libertad en centros penitenciarios para varones, hecho que que no sólo violenta el reconocimiento de su identidad, sino que las expone a mayores niveles de violencia. Asimismo, en El Salvador hemos registrado la detención arbitraria de defensoras trans en el marco del régimen de excepción impuesto en el país desde marzo de 2022.
Las defensoras de derechos de las personas LGBTTTIQ+ enfrentan constantes ataques simbólicos y verbales, como mensajes homo-lesbo-transfóbicos pintados en las paredes de sus viviendas, difundidos en redes sociales o pronunciados directamente en su contra, con insultos como: “puta”, “lesbiana”, “sexo cambiado”, “pinche maricón” o “marimaches disfrazadas de hombres”. También se expresa a través de discursos fundamentalistas que niegan o patologizan la diversidad sexual y de género, con frases como: “hombre es hombre, mujer es mujer”, “la disforia de género es una enfermedad muy grave”, “el gobierno debería de impedir todas estas demostraciones de puteria”, “Dios nos creó hombres y mujeres nada más todo esto es pura payasada”. Estos discursos no sólo buscan deslegitimar sus luchas, sino también negar su existencia y los derechos fundamentales de quienes las protagonizan.
¿QUIÉNES AGREDEN A LAS DEFENSORAS LGBTTTIQ+?
Líderes políticos y religiosos amplifican, a través de las redes sociales y otros medios digitales, narrativas anti-derechos y discursos de odio contra las disidencias sexo-genéricas, en especial contra las personas trans. Esto ha tenido un impacto profundo en la sociedad en general, generando un ambiente de mayor discriminación, desinformación y estigmatización que incita a la violencia contra las personas LGBTTTIQ+.
Entre 2020 y 2024, los principales perpetradores de agresiones a defensoras de disidencias sexo-genéricas fueron personas desconocidas (44%), incluyendo usuarios virtuales desconocidos. También identificamos que 30% de los perpetradores de estas agresiones son actores vinculados al Estado: autoridades públicas y policías que en lugar de cumplir su obligación de proteger y garantizar los derechos humanos sin discriminación por orientación sexual o identidad de género, son responsables directos de agredir a quienes defienden los derechos LGBTTTIQ+.
En 11% de los casos, los perpetradores de estas agresiones son personas cercanas como, por ejemplo, parejas o ex-parejas, familiares, compañeras o compañeros de la propia organización o movimiento de la defensora, o integrantes de la comunidad donde llevan a cabo su labor de defensa de derechos humanos.