No sabríamos decir con claridad de donde viene la rebeldía que nos sostiene en el mundo. Las mujeres pensamos que su origen está en tantos cuerpos, pensamientos y sitios que a veces nos olvidamos, pero nos es vital recordar en este 14 aniversario. A la niña que se sube al palo de mangos porque no quiere que la obliguen al trabajo para otros; en el de la que estudia a pesar de que le dijeron que marido es lo que buscaba en colegio; la que se reúne con sus cómplices para decidir abortar; la que ama a otra mujer a la luz del sol; o la que escondida en casas o en montes organiza sindicatos, toma tierra necesaria, y libera playas públicas.
Podemos contar lo que ha provocado ese momento en que nos paramos a decir NO, no quiero, NO más, NO así, No acepto. Y más todavía en aquellos en los que decimos SI, a confiar en las otras, hacernos un nudo de intenciones y actos rebeldes, a decir Sí a mi propia vida y mi digno lugar en el mundo, Sí a otro mundo en que se piense más en el bien que en el pisto.
También conocemos lo que ha significado este situarnos de pie con la voz en alto, con la mano de compañeras, compañeros, compañeres entre las nuestras para detener la agresión patriarcal, el insulto machista, los horrores extractivistas, las múltiples formas en que la violencia cada día trata de que seamos sumisas, disciplinadas y obedientes para consumir la basura que nos ofrecen en su mercado de plástico y en el de las emociones destructivas.
La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras, con 14 años de andanzas feministas hemos compartido palabras y luchas con tantas rebeldes que sería interminable mencionarlas, y sin embargo tienen algo en común, no negocian con el patriarcado capitalista; no acumulan beneficios y privilegios a costa de las otras y no permiten el desperdicio de la vida sin que expresen gestos de justicia; y a su modo y tiempo no dejan de luchar para que sea posible la fiesta y la libertad.
Marcadas en la historia, las familias y los propios cuerpos por oponernos a todos los sistemas que tienen todos los medios para seducirnos, obligarnos, agredirnos a cambio de silencio y obediencia, las que somos parte de esta Red de Defensoras sabemos que andamos juntas. Cada acto rebelde ante la letalidad y enajenación de los sistemas de opresión nos representa y en esas personas que actúan late el corazón de nuestros proyectos políticos.
El 2024 fue otro año de pérdidas irreparables en el que con la brutalidad propia de los amos y patrones asesinaron a Juan López, sin que puedan borrar su caminar entre las mujeres de su familia, las compañeras de su colectivo y la gente que le nombra en la calle. Nosotras hemos contabilizado tantas agresiones a compañeras que ni quisiéramos recordarlas, y aún en medio de esto, del cansancio, la rabia y el dolor, es la fuerza de aquella que enfrentó a la muerte, a la desolación, a la depresión y el desencanto la que nos amarra a seguir el paso de la historia que vamos tejiendo.
Octubre, 2024