Conmemoramos hoy 29 de noviembre, el día de la Defensora. Aun cuando la palabra nos coloca en un lugar de respuesta ante la agresión, y aunque eso también hacemos, las defensoras hondureñas asumimos en esta práctica nuestro proyecto político, en construcción y cambio constante.
Defender para vivir y vivir bien, decimos. Eso significa que ante todo defendemos la vida, pero no cualquiera ni en cualquier condición, sino vidas valiosas como lo somos cada una de nosotras.
Nos sabemos llenas de inteligencia, experiencia y saberes para que valga el esfuerzo levantarse cada mañana en un país en el que hay que tener fuerza y creatividad para todo.
Cada año las agresiones contra las defensoras aumentan, no hay respuestas públicas que vislumbren un cambio en este escenario, sea el gobierno que sea. Sin embargo, defendemos la esperanza que fructifica del trabajo colectivo y sostenido para que un día sea diferente.
Antes que nosotras, mujeres luchadoras hicieron cambios increíbles en Honduras y ese es nada menos nuestro rumbo.
Aunque persigan a las sembradores de comida, a las guardianes de la sabiduría de plantas, palabras y mareas, a las protectoras del placer, la autonomía, y el derecho a ser libres y felices, juntas seguiremos encontrándonos en la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y con otras, otros y otres que insistimos en la justicia, la olla común, el arte y la rebelde alegría.
Hoy, volvemos a pactar entre nosotras Defender, Cuidarnos, Caminar juntas y Vivir Bien.