A las defensoras mesoamericanas nos duele y nos indigna que, una vez más, las mujeres, sus hijos e hijas, son las principales víctimas de conflictos patriarcales en los que la violencia es usada como medio. En estos momentos, la franja de Gaza, uno de los territorios más densamente poblados del planeta, mayoritariamente habitado por mujeres y personas menores de edad, está siendo bombardeada por el ejército israelí con armas de última generación. Hogares, escuelas y hospitales están siendo destruidos, mientras la población permanece atrapada en lo que ha sido calificada como la prisión al aire libre más grande del mundo, sin alternativa de escape y, cada día que pasa, con menos acceso a necesidades básicas como luz, agua, medicamentos o comida, generando una grave crisis humanitaria.
Resulta de suma preocupación el brutal agravamiento de la situación de violencia que desde hace décadas se prolonga en territorios que desde el eurocentrismo se nombran como “oriente próximo”, en los cuales coexisten diversos pueblos y religiones bajo distintas estructuras de poder, como el Estado de Israel y la Autoridad Nacional Palestina, entre otras.
Sabemos que el origen de este conflicto son siglos de políticas coloniales, racistas y de despojo capitalista impuestas por las llamadas potencias “occidentales”, por lo que hacemos a éstas responsables morales del mismo y les exigimos llevar a cabo acciones orientadas a reparar el daño cometido y a mediar para encontrar una solución acorde a las necesidades de los pueblos afectados y no a sus intereses geopolíticos y neocoloniales.
Es inadmisible que Estados, instancias y mecanismos internacionales avalen, como ya hicieron en los casos de Afganistán e Irak, que la respuesta a un repudiable atentado terrorista sea atacar a toda una población; más aún cuando se trata de una población, como la Palestina, que lleva décadas enfrentando violencia genocida, luchando por su legítimo derecho a la autodeterminación y contra la progresiva ocupación de su territorio.
Nos preocupa la criminalización que algunos estados europeos están llevando a cabo de las expresiones de solidaridad con el pueblo palestino. Así como que este conflicto sea instrumentalizado por la Unión Europea para restringir todavía más sus políticas migratorias y expulsar a migrantes.
En la IM-Defensoras conocemos el papel fundamental de las mujeres, sus organizaciones y movimientos, en la construcción de paz. Por ello consideramos necesario que se tenga en cuenta la imprescindible labor de las mujeres que, a uno y otro lado de muros y fronteras, han trabajado y siguen trabajando por encontrar soluciones a esta situación a través del diálogo.
No es negociable el cese inmediato de cualquier violencia y que se resguarde la vida, la integridad y los derechos de todas las personas que habitan en estos territorios. Unido a ello, es necesario que se aborden las causas profundas del conflicto, cuya solución pasa por el pleno reconocimiento del Estado palestino y el respeto a su territorio según lo establecido en los acuerdos de Oslo.
Al Estado de Israel le exigimos un inmediato alto al fuego contra la población civil y que permita la apertura urgente de corredores humanitarios, e instamos a la comunidad internacional a mantenerse firme e inflexible en la exigencia de cumplimiento de estos principios básicos del derecho internacional.
Nos solidarizamos con nuestras compañeras defensoras y periodistas en Gaza, las abrazamos y acompañamos hasta que el pueblo palestino sea libre