Los efectos de la pandemia impactan con mayor fuerza en poblaciones que, aún desde antes, ya eran vulnerables, estando las personas migrantes entre ellas. Un grupo compuesto por 44 migrantes nicaragüenses, entre quienes se encuentran menores de edad y mujeres embarazadas, lleva 8 días varado en la frontera de Guatemala con Honduras esperando que las autoridades migratorias de Honduras y Nicaragua faciliten su regreso a este último país.
Pese a que los permisos pertinentes ya se habrían concedido, el regreso está siendo retrasado por diversos motivos. Mientras tanto, en medio de la emergencia sanitaria, estas personas están durmiendo a la intemperie, expuestas a un grave riesgo y dependiendo de la solidaridad de organizaciones y personas de Honduras y Guatemala.
Desde la IM-Defensoras y la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras urgimos a las autoridades migratorias hondureñas y nicaragüenses a que, atendiendo a la emergencia humanitaria, agilicen al máximo el proceso para que estas personas puedan retornar lo antes posible a su país, Nicaragua; haciendo responsables a ambos gobiernos de la salud y la integridad de todas ellas.
Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que se solidarice y se mantenga vigilante respecto a la situación de este grupo y del resto de personas migrantes en Centroamérica, pues no se trata de un caso aislado y son muchas las personas que se encuentran varadas o transitando bajo condiciones de extremo riesgo y precariedad en toda la región, como es el caso de los grupos de personas migrantes de Haití y África en Honduras, denunciado reiteradamente por la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras.
También llamamos a los gobiernos e institucionalidad regionales para que se dispongan a la apertura de una canal humanitario que facilite el tránsito de estas personas de manera segura y protegida.