Exigimos el cese de la violencia, la represión y los discursos de odio en la región.
Nuestra Latinoamérica, nuestra Abya Yala, vive tiempos convulsos. La represión, mutilación y desaparición de los cuerpos de las mujeres en Chile. El racismo y el fundamentalismo religioso violando y golpeando a mujeres con pollera en Bolivia. Los brutales asesinatos de las mujeres garífunas y el despojo de sus comunidades. La tortura sexual como forma de control de nuestros cuerpos para imponer el terror que recorre nuestros territorios.
Estamos ante el colapso de las democracias representativas y partidarias, de los liderazgos de raíz patriarcal, usados históricamente para legitimar privilegios y estructuras de opresión. Los Estados, cooptados por los intereses privados, carcomidos por la corrupción y la impunidad, imponen políticas de muerte que hacen retroceder los derechos y las libertades ganadas, especialmente por las mujeres y los pueblos originarios.
Alzamos la voz en repudio de la represión de la protesta y la persecución contra quienes defienden los derechos humanos.
Denunciamos y rechazamos el autoritarismo, las oleadas de violencia, el aumento del poder del ejército y sus funciones represivas, el racismo y la misoginia estructural, el auge del fundamentalismo religioso, el extractivismo voraz, el crecimiento de las mafias criminales, la profundización de las políticas neoliberales y su lógica intervencionista.
Todo esto se cataliza en momentos complejos de inestabilidad política que contribuye a vulnerar aún más las soberanías plurinacionales, populares y comunitarias.
LAS MUJERES DEFENSORAS DE MESOAMÉRICA nos unimos a los movimientos feministas, juveniles, estudiantiles, sindicales, afrodescendientes, de la diversidad sexual, a los pueblos originarios y comprometidos con la defensa de la tierra y su cuerpo-territorio, para hacer una ALERTA A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL:
- Repudiamos todas las políticas de muerte, sin importar quien las ejerza, así como la instrumentalización de la violencia con el objetivo de perpetuarlas. Resulta urgente hacer un cambio radical de un modelo que ponga en el centro el cuidado de la red de la vida.
- Condenamos la violencia, el uso discurso de odio y la militarización de nuestras calles. Exigimos una salida pacífica y el cese de la represión y la violencia en nuestros países.
- Denunciamos la vulneración de nuestros derechos sociales y políticos, la persecución y criminalización de quienes los defienden y la usurpación de nuestras soberanías: especialmente las que hoy sangran en Chile, Bolivia, Honduras, Haití, Nicaragua, Guatemala, Ecuador, Brasil, Colombia y en toda América Latina y el Caribe.