“Las Defensoras son centinelas de la libertad, de la igualdad y de la justicia. Si sus nombres resuenan más allá de sus países es porque su valor, compromiso y abnegación han inspirado a miles de personas alrededor del mundo. Simbolizan las numerosas defensoras que, en la luz o en el anonimato de sus luchas, han abierto caminos para que todas las personas podamos disfrutar de nuestros derechos fundamentales”.
Sr. Michel Forst, Relator Especial de la ONU sobre la Situación de las Personas Defensoras de Derechos Humanos
Las mujeres están en la vanguardia de las luchas por la igualdad, la justicia y los derechos humanos individuales y colectivos en Mesoamérica. Mujeres indígenas, mestizas, negras, garífunas, mujeres del campo y de la ciudad, del mar y de la montaña, mujeres madres, migrantes, lesbianas, transexuales, mujeres jóvenes, ancianas, mujeres árbol, mujeres pájaro, mujeres maiz, mujeres coral… mujeres que desde sus diferentes orígenes, expectativas y experiencias de vida, con su trabajo, su lucha diaria, su dignidad y resistencia, pese a los múltiples obstáculos y dificultades, contribuyen a la construcción de un mundo más justo y habitable para todas las personas.
Todas ellas son defensoras de derechos humanos: estudiantes, periodistas, campesinas, académicas, sindicalistas, maestras, tejedoras, amas de casa, parteras, artistas, empleadas, desempleadas, artesanas, raperas, vendedoras, sanadoras...
ELLAS son las que defienden la soberanía sobre nuestros cuerpos y territorios;
ELLAS son las que conservan, enriquecen y transmiten nuestras lenguas, saberes y culturales ancestrales;
ELLAS son las que escarban la tierra de los caminos y el lodazal de las instituciones corruptas en busca de nuestras hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres y madres desaparecidas;
ELLAS son las que defienden el valor de la palabra y el derecho a pronunciarla;
ELLAS son las que organizan las resistencias; las que alzan el puño, levantan carteles, sostienen mantas y hacen sonar las cacerolas; las que encabezan las marchas y visitan los tranques y las barricadas; las que toman el megáfono y alzan su voz; las que llaman a la concertación y el diálogo; las que ofrecen refugio.
ELLAS son las que acompañan el espíritu, las que toman la mano a las otras, las que confortan a las que buscan a sus desaparecidos/as, las que tienen paciencia y las que lloran de rabia para vencer la frustración, las que entierran a sus muertos y sueñan con la vida.
ELLAS son las que asumen todos los costos de la defensa de la vida; son las perseguidas por quienes han hecho de la cultura de la muerte su instrumento de poder y privilegio; son las amenazadas, las insultadas, las golpeadas, las desaparecidas y asesinadas por los grupos criminales e incluso por personas de su entorno más cercano; son las criminalizadas por Estados, oligarquías nacionales, empresas transnacionales, terratenientes, iglesias y lobbies fundamentalistas; las discriminadas por este Patriarcado racista, extractivista, neoliberal, heteronormativo, misógino y femicida que se siente amenazado y próximo al colapso.
ELLAS son las que documentan, denuncian, dan acompañamiento y exigen justicia por cada una de las agresiones que buscan callar la voz de sus compañeras defensoras; las que tienen claro que “si tocan a una, nos tocan a todas”;
ELLAS son las que le han perdido el miedo al miedo y, por ello, ya no acatan mandatos, roles impuestos, amenazas ni coacciones;
ELLAS, de todas las edades y procedencias, son las que insisten en la importancia de los cuidados y de la integralidad de la lucha, las que nos instan a la urgencia de los cambios individuales en el ejercicio del poder, las que bailan y le ponen música a la revolución y la llevan hasta el último rincón de la casa, de la comunidad, del pueblo, de la ciudad…
ELLAS son las “otras” necesarias para sernos, conocernos y reconocernos en un “nosotras” en el que quepamos todas, lindas, libres y locas.
ELLAS son semillas de cambio, labradoras de esperanza, sembradoras de vida, tejedoras de futuros.
Por todo ello queremos hacerles un homenaje a ELLAS.
Porque sus contribuciones y logros son y seguirán siendo mucho más grandes que cualquier golpe.
Porque somos muchas, estamos organizadas y por todos los rincones de Mesoamérica,
Porque nos cuidamos y acuerpamos creando redes de apoyo y proyectos de autocuidado, cuidado colectivo y sanación.
Porque nos reconocemos entre nosotras, visibilizamos que nuestras luchas son transversales y generamos alianzas con otros sectores de población.
Porque sabemos que ha llegado la hora de derrotar a la cultura de la muerte y de darle paso a la VIDA.
Porque sembrar juntas nos hace mas fuertes