La XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, realizada en el marco del treinta aniversario de la Cuarta Conferencia de Naciones Unidas sobre la Mujer celebrada en Beijing, tiene como horizonte la construcción de una sociedad del cuidado. Las mujeres y disidencias sexo-genéricas presentes en todos los movimientos feministas que defienden los derechos humanos y aquellas que abren brechas en instituciones públicas hemos sido las protagonistas históricas en la lucha por el reconocimiento de los cuidados como un asunto central de la agenda pública.
Desde los feminismos hemos construido una visión del cuidado contraria al sistema patriarcal, capitalista y racista que naturaliza el cuidado como mandato de género para explotar a las mujeres, invisibilizar nuestra contribución a la sociedad y limitar nuestra participación política. Dicho sistema, basado en una lógica extractiva, de violencia y despojo, ha llevado al mundo al límite del colapso.
Nosotras entendemos el cuidado como un trabajo digno, esencial y colectivo que responde a una necesidad ineludible y a un derecho fundamental de toda la humanidad y la Madre Tierra. Poner el cuidado en el centro nos permite revertir los impactos de la guerra y la devastación del planeta, nos conduce hacia la la sanación ancestral de los pueblos y hacia la justicia feminista.
Sin embargo, el tejido organizativo y la masa crítica feminista que han hecho posible posicionar los cuidados está en riesgo. En nuestra región, nos encontramos ante el escalamiento de la violencia, el aumento de los discursos de odio, el impulso de políticas destinadas al desmantelamiento de nuestras organizaciones y el afianzamiento de Estados militarizados que usan las políticas de seguridad para la represión social.
Feministas, defensoras de derechos humanos, activistas por la vida y la madre naturaleza, periodistas y voces críticas dentro y fuera de las instituciones, enfrentamos agresiones que ponen en riesgo nuestra vida y la continuidad de nuestro trabajo: criminalización, campañas de desprestigio, lawfare, amenazas, cancelación de organizaciones, fondos restringidos, allanamientos, encarcelamientos y restricciones jurídicas, represión de manifestaciones, ataques de grupos del crimen organizado y, en los casos más extremos, desplazamiento forzado, desapariciones, pérdida de la nacionalidad, asesinatos y feminicidios.
Tan solo en México y Centroamérica, en los últimos 13 años hemos documentado 43,537 agresiones contra 8,640 defensoras y 1,014 organizaciones. Durante estos años, 212 compañeras han sido asesinadas sin que hasta la fecha se haya logrado justicia.
45 % de estas agresiones han sido cometidas por actores estatales. Detrás de estos ataques están grupos de poder, intereses privados y políticas de Estado que actúan en contra de la visión y la agenda de cuidados que se pretende acordar en esta Conferencia. Todo ello en un contexto global de desmantelamiento de los mecanismos de derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y genocidios, como el ocurrido contra el pueblo palestino y otros pueblos del mundo.
Esta violencia genera impactos en las vidas, organizaciones y luchas de las mujeres y las disidencias y las comunidades que se benefician de su trabajo. Impactos que pocas veces se atienden y que pueden agravarse cuando dentro de nuestros propios movimientos e instituciones sostenemos modelos de trabajo y activismo que nos desgastan, que reproducen prácticas discriminatorias y favorecen la explotación.
En este contexto, resulta evidente que no podemos avanzar en una agenda de cuidados si las actoras políticas y el tejido organizativo que lo hace posible están enfrentando amenazas y ataques. Por ello, integrar de forma transversal en todos los debates de esta Conferencia la protección de las defensoras de derechos humanos y los movimientos feministas nos parece ineludible.
Desde la experiencia de más de quince años de la IM-Defensoras, integrada por más de 3,000 defensoras y 300 organizaciones de México y Centroamérica, acompañando a defensoras y colectivos en riesgo desde la Protección Integral Feminista, hacemos un exhorto a las diferentes actoras presentes en esta Conferencia a cumplir con el compromiso adquirido en la XV Conferencia de “promover y fortalecer la efectiva protección de los derechos de todas las mujeres defensoras de derechos humanos”. Para ello urgimos a:Proteger a las defensoras y a los movimientos feministas: una condición necesaria para construir una sociedad del cuidado
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Impulsar un pacto entre Estados y sociedad civil para poner un alto y garantizar la justicia ante el asesinato, desaparición, destierro y criminalización de las defensoras de derechos humanos cometidas tanto por autoridades como por actores no estatales.
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Actuar de forma contundente, a través de la diplomacia y los mecanismos de derechos humanos, en los países de la región donde avanza el autoritarismo y fortalecer los mecanismos de asilo y protección internacional con perspectiva de género para las defensoras.
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Articular una voz fuerte contra el genocidio del pueblo Palestino.
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Dejar de usar la militarización y las políticas de seguridad para criminalizar la protesta y suspender de manera expedita toda regulación que limite el trabajo, aumente el control y tenga como intención el desmantelamiento del tejido organizativo.
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Elevar el costo político y llevar ante la justicia a cualquier actor estatal o no estatal que fomente el odio, la difamación y los ataques a las defensoras y movimientos feministas.
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Reconocer los aportes de las defensoras y movimientos feministas a la construcción de una sociedad de cuidados y los riesgos específicos que enfrentan para continuar con su trabajo.
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Dentro de nuestras organizaciones y espacios feministas necesitamos también poner el cuidado en el centro de nuestra acción política, cambiando las dinámicas de explotación, desgaste y nuestras prácticas cotidianas de trabajo y activismo. Comprometernos en construir comunidades de cuidados guiados por los saberes de protección y sanación ancestral de nuestros territorios.