¿Qué significa el autocuidado para las defensoras de derechos humanos?

El diálogo virtual feminista sobre autocuidado para defensoras de derechos humanos fue un esfuerzo de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras) y Asociadas por lo Justo (JASS), a través de su Escuela de Educación Popular Alquimia Feminista. Este intercambio de ideas, experiencias y sentimientos se construyó con el objetivo de reflexionar sobre el autocuidado como una herramienta política que permite mantener no solo el activismo como motor de transformación social, sino la vida y salud física, mental y emocional de las mujeres que participamos en él. El sentido que lo animó es posicionar el autocuidado como un elemento profundamente transgresor, desligado de la mercadotecnia. Pues la idea de sentirse mejor, que incluye –según las propias defensoras– nuevos hábitos alimenticios o de vida en general, no pretende sumarse a mandatos patriarcales del “deber ser” de las mujeres, sino a la sustentabilidad de las defensoras y de sus movimientos sociales a través de la reivindicación de la alegría y el placer y de la renovación y resignificación, en muchos casos, de los vínculos entre ellas, con sus personas queridas y con la madre tierra.

El proceso fue facilitado por Alda Facio y Ana María Hernández, quienes a lo largo de dos meses (del 13 de febrero al 4 de abril de 2012) animaron este diálogo entre treinta mujeres que generosamente compartieron su saber y experiencia: Ángela Fuentes, Zayda Treminio, Patricia Orozco, Dora Ávila, Damaris Ruiz, Magda García, Ana Silvia Monzón, Cecilia De Trinidad, Analía Penchaszadeh, Yamileth Molina, Zoila Madrid, Fátima Najarro, Luz Stella Ospina Murillo, Ángeles López, Lucia Lagunes, Hedme Castro, Adelay Carias, Shi Alarcón, Daysi Flores, Malena de Montis, Roxana Arroyo, Gilda Rivera, Patricia Ardón, Verónica Corchado, Marusia López Cruz, Martha Figueroa, Gabriela Arguedas, Mariela Arce, Karla Lara, María Teresa Zúñiga.

Vaya para ellas un profundo agradecimiento por este nutrido intercambio de esperanzas y anhelos. Muchas otras defensoras estuvieron participando de formas más silenciosas pero también significativas, con la lectura y seguimiento de los debates diarios.

Este diálogo reflejó la pluralidad de pensamientos de las distintas activistas participantes. Pero también dejó abierto el análisis para entender por qué el autocuidado confronta no solo el rol tradicional de cuidadoras de otr@s, asignado históricamente por el Patriarcado, sino las propias resistencias personales.

A pasos agigantados o a tropezones, las participantes nos develan sus miedos, sus inseguridades, sus pasiones, sus creencias y aquello que las motiva. Pero ante todo, muestran con certeza que sus empeños y sueños están en un mundo más justo para la humanidad, en el que ellas no quieren participar desde la mirada del sacrificio sino desde la del goce y el disfrute que les da poder hablar, reunirse, comer sano, beber vino, abrazarse, amarse, ser...

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