Memoria Gráfica del Encuentro Regional de Personas Defensoras de la Tierra, Territorio, Bienes Naturales

El material que les presentamos, elaborado por Carolina Mota, es la Memoria Gráfica del “Encuentro Regional de Defensoras y Defensores de la tierra, territorio y medio ambiente”, el cual tuvo lugar en la Ciudad México entre el 30 mayo y el 1 de junio de 2017.

En este encuentro, que fue organizado por la IM-Defensoras, Asociadas por lo Justo (JASS), Amnistía Internacional, Front Line Defenders, Protection International, Fondo de Acción Urgente, Pan para el Mundo y Brigadas Internacionales de Paz (PBI), en coordinación con organizaciones de México, la región andina y del sur de América latina, concurrieron personas defensoras de la tierra, el medio ambiente y el territorio provenientes de los pueblos mapuches, quiché, waorinicuna, queqchí, yaqui, garífuna, lenca, shiwilu, cuna, binizá, mizquito, entre otros, quienes de manera colectiva analizaron el contexto de violencia e impunidad en la región y compartieron y construyeron estrategias de protección y seguridad tanto para ellas como para sus organizaciones y movimientos.

Tal y como señalaron en su declaración conjunta: “Consideramos inaudito que en pleno siglo 21 y con el reconocimiento cada vez amplio de la comunidad internacional de los derechos para todo ser humano se continúe encarcelando y asesinando a defensores y defensoras de las aguas, los bosques, las tierras y el territorio” .

Durante el Encuentro las mujeres defensoras asistentes construyeron un espacio de confianza para hablar de las especificidades de la violencia que enfrentan, de las afectaciones que estas violencias generan en sus vidas y sus movimientos, así como de la importancia de analizar que las agresiones provienen tanto de actores estatales como no estatales.

En este espacio identificaron daños diversos a su salud, a su estado emocional y a su proyecto de vida derivados tanto de la violencia más visible del Estado como de la violencia invisible que ejercen actores como las empresas y el crimen organizado, así como del poder oculto expresado en la cultura de discriminación y violencia contra las mujeres y los mandatos de género que limitan e invisibilizan sus liderazgos, las discriminan y sobrecargan y restan autoridad y valor a su trabajo como defensoras en el espacio privado, organizativo y social.

Las mujeres defensoras compartieron con sus colegas hombres que la problemática de género que enfrentan no es un problema exclusivo de ellas, sino que afecta a todos los colectivos y a la sociedad entera. Con base en ello construyeron con ellos un pacto al interior de sus movimientos para asegurar la protección de las defensoras a través de promover la automomía, el respeto y reconocimiento del territorio-cuerpo de las mujeres y sus liderazgos; no invisibilizando ni callando, sino combatiendo la violencia que ellas padecen dentro y fuera de los movimientos, revisando las creencias que favorecen esta violencia, legitimando la palabra de las mujeres, reconociendo y asumiendo la importancia de la formación política de género para los hombres y el compromiso de estos para compartir el trabajo de cuidado que realizan las mujeres, o promoviendo la propiedad de la tierra para las mujeres.

La violencia contra las mujeres afecta la defensa de los territorios comunitarios y los cuerpos de las mujeres: “no hay diferencia entre una minera que entra a destrozar nuestro territorio violentamente con un ejército y la violencia que enfrentamos las mujeres en una violación sexual u otras formas de violencia contra nosotras”, señaló una de las participantes.

La defensa de la tierra es frente a todos los actores que destruyen la vida: el Estado, los poderes fácticos y el modelo económico capitalista depredador, pero también es necesaria una revisión crítica desde el interior de nuestros propios movimientos, comunidades y familias para desterrar toda forma de violencia contra las mujeres, la tierra y la vida.

Como IM-Defensoras celebramos y reconocemos el esfuerzo colectivo que significó este encuentro y los invaluables aportes tanto de quienes participaron como de las distintas organizaciones que lo hicieron posible. Pero sobretodo reivindicamos la importancia de estos espacios que contribuyen a la construcción articulada y colectiva de estrategías de protección integral de las personas defensoras de derechos humanos, pero que en el caso particular de las mujeres defensoras nos lleva a reafirmar que el cuerpo de las mujeres sigue siendo el primer territorio que enfrenta y vive los riesgos que la defensa de la tierra y el territorio significan.

El fantástico trabajo de Carolina Mota recoge todos estos aportes de una manera síntética, sistematizada, atractiva y accesible, por lo que consideramos importante compartirlo con todas ustedes esperando que pueda ser un instrumento útil para seguir avanzando hacia la la construcción y consolidación de estrategias de protección integral feminista para las defensoras de derechos humanos, sus organizaciones y movimientos.

Descargar

Más herramientas: